domingo, 5 de mayo de 2013

San Julian de Banzo




Saludos a todos. En estos primeros días de Mayo, nuestro amigo Cierzo, ha llevado nuestros pasos a una de las sierras del Prepirineo oscense. Algunos no conocen su nombre porque...


  
 su proximidad a Guara la eclipsa, pero Gabardiella es el nombre de esta sierra que con Guara y Gratal, son los protagonistas de una leyenda de gigantes de piedra.

Esa leyenda cuenta, que en el inicio de los tiempos, un apuesto gigante llamado Gratal se enamoró perdidamente de Gabardiella. El amor entre ambos era mal visto por el padre de esta, de nombre Gabardón. Para solucionar el pleito, Gabardón pidió ayuda al gigante Guara, el cual era muy conocido por su inmenso poder, era tal su fuerza que hizo temblar la tierra y separo con un abismo a Gratal de las tierras de Gabardiella. Gratal enojado espero el momento de vengarse de Guara por su acción, aprovechando que Guara dormía, le clavo un afilado picacho que al instante lo mato convirtiéndolo en piedra, llegando a nuestros días, su silueta pétrea, desde la que vigila la Hoya de Huesca.

En las faldas de la tierra de Gabardiella, en la actualidad, se asienta una pequeña localidad, San Julián de Banzo, un pueblo con escasas viviendas, pero con un entorno envidiable. En esta localidad hay censados algo más de 30 habitantes, y apenas 4 casas habitadas durante todo el año, lo curioso es que el caserío que apenas llega a 20 casas, se disponen en dos barrios, el Barrio de Suso (Barrio Alto) y el Barrio de Ayuso (Barrio Bajo).



Entre ambos barrios discurre un frondoso barranco, donde se localizan los famosos Manantiales de San Julián, son tan importantes y abundante su caudal que desde estos manantiales se abastece a las vecinas localidades de Barluenga y Chibluco y por supuesto la capital oscense que dista a casi unos 20 km de estos manantiales. En algunos puntos de la ciudad, antaño, se bebía el agua de San Julián, que era muy apreciada por los oscenses. Hoy en día sus aguas se entremezclan con las de otros abastecimientos, en especial las aguas del pantano de Vadiello.



El agua de estos manantiales surge de entre las rocas, como un pequeño ibón y es de tal pureza que el tritón pirenaico habita los remansos que hay por el barranco. Aparte es un paraíso para multitud de aves, (ruiseñores, tordos, abubillas…), que tienen garantizada el agua y la sombra por la frondosidad de la vegetación, formada por nogueras, carrascas, chopos, algunos robles y quejigos, y por supuesto mucho matorral de monte bajo, destacando el boj, “buxo o bucho”, para sus moradores.



Las tierras de San Julián tienen bastantes fuentes, con las que se riega la huerta. En el Barrio Alto hay una fuente de sillar de piedra, con un pequeño lavadero, con el que se riega los huertos que se extienden en la parte inferior de este barrio. No muy lejos de la fuente esta la parroquial de San Julián, una iglesia del siglo XIII de origen románico que ha sufrido bastantes reformas a lo largo del tiempo, en la actualidad, se conserva en el interior, un par de arcos fajones apuntados y al exterior se mantiene en pie la antigua entrada con dos arquivoltas y guardapolvo de puntas de diamantes, muy similar a otras ermitas e iglesias próximas. De otras reformas destaca la actual portada que se ubica donde en el pasado estaba el altar y cabecera de la iglesia. Esta portada es muy sencilla con pequeñas incisiones en la piedra adoptando figuras y remarques de la portada y por supuesto la torre que data de 1886, construida en su remate final con ladrillo y chapitel con el mismo material.



La arquitectura popular, de las casas que se adaptan a la ladera en fajas, se construyeron mayoritariamente con esquinas de sillar de piedra y sillarejo, ya que la piedra abunda en el término municipal, la mayoría de estas casas son de sencilla hechura, pero también existían casas señoriales de las que únicamente se conserva la casa con las armas de los Buesa, la cual no está en muy buen estado, en cambio la de los Banzo que son los que fundaron la localidad no ha llegado hasta nuestros días, esta casa desapareció hace unas décadas.



Desde este pueblo, se pueden hacer varias rutas senderistas de gran interés que son: La ruta a San Martin de la Val de Onsera, una de las rutas más bellas y espectaculares del Parque de Guara. La ruta a la peña de Amán, Peña Men para los oriundos del terreno, que es la hermana menos conocida del Salto de Roldán. Y por último el Picón, una peña que tiene forma angulosa de difícil acceso y que es poco conocida.

No lejos de San Julián, en la vega del rio Flumen, después de una corto paseo desde el Barrio Ayuso por una pista en magnifico estado, podemos encontrar la despoblada pedanía de Sagarillo. Aquí se ven los restos de una ermita, que al igual que la parroquial de San Julián, como muestra su portada con arquivolta y guardapolvo de punta de diamante, era de estilo románico. Este poblado aparte de la ermita disponía de tres casas que se dejaron de habitar a principios del siglo XX. Próximas a este poblado, en lo que hoy es la cola del Pantano de Montearagón, al otro lado del rio existen tres bocas de túnel excavados a pico, que son antiguas minas de cobre, tienen difícil acceso y no son muy seguras ya que una de las bocas esta semiderruida. Así que hay que ser muy precavidos, o mejor, no adentrarse en ellas.

Para terminar decir que San Julián tiene unas bellas vistas, al norte tiene como telón de fondo la sierra de Gabardiella, el Salto de Roldán, las “zapatillas” de San Martín de la Val de Onsera, el Picón. Hacia el occidente destacan la punta de Gratal y los días más claros podemos ver el Macizo del Moncayo, cuando eso ocurre, dicen las gentes de aquí, que la lluvia esta cerca.



Para llegar a San Julián desde Huesca tomaremos la carretera de Apies, después de unos cuatro kilómetros, se toma el desvío que lleva a la pedanía de Fornillos, esto nos hará ganar algo de altura, en el momento que coronamos se llega a una carretera bien asfaltada y más ancha que la anterior, esta carretera lleva sinuosamente por la Presa de Montearagón, que la atravesaremos. Tras dos kilómetros llegaremos al desvío de Barluenga por la derecha y unos metros más adelante por la izquierda al desvío de Chibluco, en ningún momento abandonaremos la carretera ya que el destino final de la misma es San Julián de Banzo, en primer término el Barrio Suso y desde allí a los Manantiales primero, desvío a San Martin de la Val de Onsera segundo y por último al Barrio Ayuso.

Esperando que haya sido de vuestro agrado, nos despedimos con el deseo de que alguna vez vuestro camino os lleve por estas tierras de San Julián que de seguro no os defraudará.


Que el Cierzo os lleve por el buen camino igual que lo hace con nosotros.


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