Saludos amigos y seguidores de estos Senderos acariciados por el Cierzo. A continuación os vamos a presentar una nueva ruta, por tierras oscenses, una ruta no muy conocida, pero que se entremezcla entre las leyendas, lo histórico y como no lo natural, sin olvidar que al final de la misma, el último tramo entraña dificultad y aprensión a los que sufren de vértigo, pero sin duda, lo que más llama la atención de esta ruta son sus vistas. Si, ese sitio, esa peña, es la Peña de Aman, “peña Men” como la llaman coloquialmente los habitantes del terreno.
La peña de Aman, al igual que la Peña de San Miguel, forman juntas el espectacular Salto de Roldán, es de las dos, la menos conocida, porque...
a diferencia de la de San Miguel, tiene menos acceso y en su cumbre no posee ningún tipo de edificación, aunque hay algunos datos, eso sí, que no se han podido comprobar, de que en la cima también se construyo una edificación, al que se refieren con el nombre de “castillo de Men”, es lógico que se dude, con razón de su existencia, no en vano no nos ha llegado hasta nuestros días ningún tipo de resto.
Esta peña recibe su nombre, por un hecho histórico, durante la conquista por parte de los musulmanes de la Península Ibérica. Hay fuentes que comentan que la ciudad, la entonces visigoda Osca, no se rindió muy fácilmente, duró según algunos su conquista o mejor dicho su rendición unos siete años. Aquí no vamos a valorar si fue tan duradero o no, pero se antoja muy largo el periodo, pero si valoramos que se hace referencia a que para conseguir la ciudad, se hizo una capitulación, que los musulmanes denominan, Aman, esto significaba que los defensores tenían la seguridad de que no serían ajusticiados y que se les concedía cuartel respetando sus vidas, también era una manera de reconocer el valor de los defensores. Por eso en la conquista árabe de la península, una de las formas de sometimiento de ciudades y villas fue a través de esta “Aman”, por tanto el nombre de la peña se refiere a este término según estas fuentes.
Más adelante a medida que vayamos contando la ruta, os relataremos otros hechos que tienen que ver con ella, tanto hechos históricos, como leyendas que esperamos sean de vuestro agrado, y porque no, dar un aliciente más a la idea de realizarla.
La ruta a la Peña de Aman desde San Julián, es corta, de ida y vuelta por el mismo recorrido, con un recorrido de poco más de 12 kilómetros, no entraña mucha dificultad, salvo la coronación de la peña que requiere habilidad para escalar los últimos metros en una pared vertical, ayudado únicamente por tres clavijas y los pequeños salientes que tiene el conglomerado de roca.
El punto de partida es la localidad del municipio de Loporzano, San Julián de Banzo, en el primer barrio que encontramos tras recorrer la carretera que viene de la vecina
Barluenga.
Los primeros metros los haremos por la carretera que conduce desde este barrio hasta el barrio de San Julián de Banzo “Ayuso” bordeando los Manantiales de San Julián. No llegaremos al mencionado barrio ya que nos desviaremos a la derecha por una pista en perfecto estado cuyo letrero pone San Martin de la Val de Onsera. Una vez tomada la pista, la seguiremos, ignorando unos metros más adelante el desvío que señaliza la ermita de San Martin de la Valdonsera. Seguiremos unos metros más hasta que llegamos al inicio de un campo de almendros a la derecha por el que llega una pista menos ancha y con mas vegetación, este es el camino que debemos seguir para poder dirigirnos a la Peña de Aman. En este trayecto pasaremos al lado del campo de almendros y una caseta, ambos siempre a nuestra derecha hasta que al final llegamos a una explanada, en la que encontramos unos letreros verdes con indicaciones que nos hacen bajar por un barranco. En este punto tenemos que decir que si se desea, se puede llegar hasta aquí con el coche ya que no entraña ningún problema dejar el coche en esta explanada, nos habremos evitado un kilometro y medio, pero nosotros somos senderistas y hemos querido llegar aquí andando desde el pueblo, porque nos gusta andar y disfrutar del paisaje.
Los letreros que nos llevan por el barranco vienen con dos indicaciones una para la Peña de Aman y la otra pone El Picón, nosotros descenderemos al barranco, que no es otro que el Barranco de San Martin. Justo antes de cruzarlo, nos encontraremos un abrigo con pared de piedra que limita su acceso, este abrigo es la “Cueva Esponga”, su función ha sido de corral para ganado y lo que poca gente sabe, es que durante la guerra civil española, sirvió de refugio a los habitantes de San Julián en los momentos más difíciles de la contienda, en especial cuando existía riesgo de bombardeo, no en vano algunos pueblos cercanos fueron bombardeados, por tanto era lógico el temor.
El barranco de San Martin en algunas épocas del año baja agua, en especial durante la primavera, no entraña dificultad vadearlo pero no está de más, estar atento a alguna crecida por causa de alguna tormenta, esta vez lo encontramos con agua y es que desde que hemos bajado al lecho del barranco hemos podido oír el agua y ver también como en la otra ladera se deslizaba por pequeños saltos un curso de agua. La vegetación en estos barrancos es en todo momento de monte bajo, destacando las sabinas, el boj, los enebros y multitud de plantas aromáticas, como el tomillo y el romero entre otras.
Cuando el sendero llanea y al fondo observamos una construcción de piedra, “paridera Saso”, encontraremos unos mojones de piedra. Es aquí donde se separan las sendas que van a la peña de Aman y al Picón, la que esta mas a la derecha es la del Picón como muestra una indicación con pequeñas piedras encima de la roca plana rojiza del terreno. Así que seguiremos por la senda de la izquierda que nos hará ascender por una ladera. En la cumbre, encontraremos una indicación a la izquierda que lleva a un mirador, pero nosotros seguiremos por la misma senda que nos hace descender hasta el barranco de la Cobeta.
Este barranco, normalmente no lleva agua ya que se filtra, pero si la llevara sería muy exiguo el caudal. En el lecho encontraremos una indicación de madera con los colores rojo y blanco, esta indicación es de un GR (Gran Recorrido), aunque no nos indica que GR es, pero podemos deciros que es el GR 1.1, este es una variante del GR 1 que va por la parte más exterior de la Sierra de Guara. El GR 1 es una gran ruta que atraviesa el norte de España, se la denomina con el nombre de “Sendero Histórico” discurriendo desde Ampurias hasta Finisterre, es uno de los GR más importantes de la Península, eso si no tan transcendente como el Camino de Santiago. Como veis, esto es un apunte más de la ruta para aportar datos a los que no están familiarizados con estas indicaciones y sepan por donde van sus pasos.
Tras cruzar el lecho del Barranco de la Cobeta, habiendo recorrido 3,6 kilómetros desde el punto de partida, ascenderemos por la otra ladera hasta llegar a una pequeña vaguada donde se oye discurrir agua, esta vaguada que tiene a la derecha una enorme pared de roca, es el Barranco de Fuendebien, este barranco tiene una fuente que no podremos divisarla por la espesura de la maleza, aunque hoy nos hemos encontrado la senda recientemente limpiada, es tan espesa la vegetación y tan exiguo el caudal que no hemos conseguido hallar agua clara, prácticamente estaba turbia. Lo curioso de esta fuente es que se la denomina así, porque su agua ayudaba a curar las heridas de los labios según las gentes de la zona, hoy no probaremos su eficacia pero no dudaremos del saber y el conocimiento de las gentes de San Julián.
Una vez superado el Barranco ascenderemos observando a nuestra izquierda unos metros más abajo los restos de la “Caseta Marco”, pero tampoco perderemos ojo que a nuestra derecha, unos metros más arriba, se divisa una pared gris blanquecina que se denomina como “Cresta de la Cobeta” y como no la silueta de la Peña de Aman estará en todo momento en frente de nosotros cada vez más cerca.
Tan cerca que entorno al kilometro 5 de nuestra ruta, llegaremos a unos letreros que nos indican la ascensión a la Peña de Aman y en el lado contrario el camino de vuelta por la misma senda que hemos seguido hasta ahora desde San Julián de Banzo. La ascensión es de alrededor de un kilometro de distancia superando un desnivel de unos 150 metros, el camino en este tramo es empinado con algunos momentos de pequeña escalada, pero lo mejor viene al final, ya que llegamos a un punto junto al abismo en el que tenemos que superar el ”gorro” de piedra de unos 4 o 5 metros. Nos tendremos que valer de nuestras habilidades de escalada ayudándonos de tres clavijas en diferentes alturas y los salientes que tiene la roca, es una ascensión que no es apta para los que no les van las emociones fuertes, pero para los que están acostumbrados no entraña problemas, el premio es que desde allí se tienen unas vistas envidiables.
Hacia el sur se divisa toda la llanura de la Hoya de Huesca, pantano de Montearagón, los escarpes del cauce del Flumén, los campos de cultivo y los días más claros el Macizo del Moncayo. Por el Oeste la Peña de San Miguel con su fortificación y ermita, su compañero de fatigas la Peña del Fraile, donde anidan multitud de buitres leonados, el pico de Gratal. Por el norte el pico del Águila con su repetidor, el cauce del Flumén, a veces cumbres del Pirineo y ya más al este divisamos la Sierra de Gabardiella, destacando el Picón que cambia su silueta desde esta perspectiva y en la parte más baja San Julián de Banzo.
Es aquí donde queremos daros a conocer algunas leyendas asociadas con esta peña y por extensión con el Salto de Roldán. Según una de estas leyendas, el caballero Roldán, después de su infructuosa empresa de conquistar Zaragoza para su rey Carlomagno, fue perseguido hasta esta cumbre por las tropas musulmanas de Zaragoza. Fue tal su desesperación que espoleando a su caballo realizó la proeza de saltar desde esta peña hasta la de San Miguel, de esta manera burlo a sus perseguidores y es por esta leyenda el nombre por el que hoy se conoce a estas peñas como Salto de Roldán. Pero por lo visto no solo salto Roldán este abismo, sino que dos santos, San Miguel montando en un buey y San Martín montado a lomos de un corcel, se retaron a saltar desde una peña a la otra, finalmente fue San Martin quien consiguió tal proeza, en cambio San Miguel no tuvo éxito, construyéndose posteriormente una ermita en honor a este santo en la peña de San Miguel y por el otro lado San Martin construyo una ermita en un barranco próximo a la peña de Aman, que no es otra que San Martin de la Valdonsera.
Una vez que hayamos disfrutado de las bellas vistas de la Peña Aman solo nos queda regresar por la misma senda que nos llevo hasta ella, de esta manera completaremos los poco mas de 12 kilómetros que tiene esta ruta de ida y vuelta.
Hoy el cierzo, nos ha llevado hasta esta atalaya natural del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara pero seguramente no tardaremos en recorrer las demás sendas que discurren por el entorno de la Peña de Aman y es que San Martin de la Valdonsera sobre todo y el desconocido Picón son dos hitos merecedores de ser recorridos por este camino que no es otro que el de nuestro querido Cierzo.
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