domingo, 2 de junio de 2013

Ruta, Nocito- Mesón y Ermita de Sescún- Nocito




Saludos cierzeros, hoy os vamos a explicar y mostrar una ruta circular por tierras de Guara, en uno de los valles de la cara norte del Prepirineo, el bucólico valle de Nocito, que es de esas zonas que todavía escapan a la vorágine del mundo urbano. Un valle que siempre ha mantenido cierto aislamiento por su peculiar ubicación y sus difíciles comunicaciones.

Lo curioso es que tampoco está muy alejado de la capital oscense, unos 45 km, y tampoco está lejos de importantes comunicaciones como la N-330 que poco a poco se va transformando en autovía A-23, pero claro cada vez que decidimos ir a disfrutar del Pirineo no paramos a descubrir los pequeños valles que están en la cara norte del Prepirineo, nuestra objetivo......


casi siempre son las grandes cumbres del Pirineo Axial y sus impresionantes valles, en cambio la belleza del Prepirineo siempre queda en un segundo plano.
Por eso, hoy os invitamos a conocer uno de estos valles, el Valle de Nocito. Para llegar a él debemos tomar la A-23, cuando superemos el Congosto del Isuela y veamos el desvío de Arguis, lo tomaremos, es la antigua carretera nacional que atraviesa la localidad de Arguis y que servía para superar el viejo puerto de Monrepós, la carretera esta todavía asfaltada aunque no en muy buen estado, pero se puede acceder con cualquier vehículo.

En la parte más alta del puerto veremos el Mesón Nuevo a la derecha justo antes de cruzar el antiguo túnel de la Manzanera, pero no lo cruzaremos, tomaremos el camino asfaltado que nos lleva al valle de Belsué y Nocito, este camino asfaltado es bastante sinuoso y estrecho por ello se recomienda extremar la precaución.

Poco a poco iremos descendiendo, el primer núcleo de casas que encontraremos es Belsué, una localidad pequeña con casas de piedra, tejados de pizarra y bastante pintoresco el cual dejaremos siguiendo nuestro trayecto hasta alcanzar la zona inferior del valle.

En esta zona, pronto aparecerán las aguas del embalse de Belsué, que recoge las aguas del rio Flumén y la de los cursos fluviales de este valle, no muy lejos de este pantano a la izquierda se divisan las ruinas del poblado de Santa María de Belsué, de las que destaca su iglesia románica.

Siguiendo la carretera, a la izquierda, en un altozano se asoman las edificaciones de otra población que después de su abandono, poco a poco se va recuperando, esa localidad es Lúsera, en la que se pueden obtener unas bellas panorámicas del valle de Belsué y su pantano.



Pasado el desvío de Lúsera, nuestro recorrido comienza a ascender sinuosamente, por un puerto que separa el valle de Belsué del valle de Nocito, con unas vistas del desfiladero sin duda sobrecogedoras y de gran belleza.

Finalmente coronaremos el puerto llegando a una meseta, en esta meseta se encuentra la Pardina Orlato y antes de bajar el puerto dirección a Nocito podemos obtener bellas estampas del valle, la localidad de Nocito y presidiéndolo todo las crestas de la cara norte del Tozal de Guara, el gigante del Prepirineo.

Antes de llegar al pueblo de Nocito, aparece a nuestra izquierda un desvío que marca Ibirque, y el Molino Villobas, esta carretera ha sido desde hace tiempo la mejor conexión asfaltada para acceder al valle, que proviene de la Guarguera, a la altura del Molino Villobas, este es otro acceso que desde la A-23 o Nacional 330 se coge al tomar el desvío que hay a la derecha, al final del Puerto de Monrepós, indicándonos dirección Boltaña.

Llegados al pueblo de Nocito, encontraremos un parking señalizado donde dejaremos el vehículo, es desde aquí donde empieza nuestra ruta, ahora no os comentaremos la belleza de la localidad, lo dejamos para el final cuando terminemos nuestra ruta, que es bastante larga pero llena de sorpresas y bellas estampas.




Nuestros primeros pasos siguen el Camino Natural de la Hoya de Huesca, es un camino de reciente adecuación que nos lleva en esta etapa de su recorrido desde Nocito hasta la localidad de Santa Eulalia la Mayor, su recorrido sigue en buena parte el antiguo camino de los carboneros, que en otros tiempos era bastante transitado y servía de comunicación y comercio entre las tierras del norte de Guara con las de la ladera sur, en la actualidad esas actividades se han ido perdiendo y ya solo es una bella ruta senderista digna de ser recorrida por su espectacular belleza.

En los primeros kilómetros de este recorrido y de nuestra ruta, seguimos el curso del rio Guatizalema, su nombre es de origen árabe y muchos historiadores dicen que proviene de la dinastía muladí, Banu Salama, que gobernó la antigua Wasqa, la Huesca árabe.




Transcurridos 2km aproximadamente, encontramos un edificio que no es otro que el Mesón de Nocito, los mesones son edificios que servían de refugio para los transeúntes y propiciaban los intercambios de mercancías, a lo largo de la sierra de Guara se edificaron algunas de estas construcciones que siempre se disponían en las principales rutas y senderos que comunican el llano con la montaña.

Siguiendo nuestro camino, unos metros más adelante surge un desvío a la izquierda que nos llevaría al barranco la Pillera y al Tozal de Guara, son dos excursiones de gran interés y sobre todo al última de gran dureza ya que supone salvar más de 1000 metros de desnivel y un recorrido bastante largo, hoy no será nuestro destino pero sin duda es algo que dejamos para realizar en un futuro, por lo tanto no dejaremos nuestro camino y ignoraremos este desvío.

A los 3km del punto de partida dejamos el Camino Natural de la Hoya de Huesca, a partir de aquí, nuestra ruta continuará por un sendero que poco a poco se irá alejando del cauce del Guatizalema, sin duda tanto nuestro sendero como el Camino Natural de la Hoya no están faltos de sorpresas, como así ocurre en el kilometro 4.5, de repente se muestra a nuestra izquierda un mojón de piedras con una forma peculiar, sorpresa!!! Siguiendo el pequeño sendero y tras unos pocos metros siguiéndolo se muestra ante nosotros el Dolmen del Palomar, una construcción funeraria de época prehistórica, que es bastante común en la Sierra de Guara, en un entorno no muy lejano de este dolmen hay otros, el Dolmen de Belsué en la zona del Flumén y el Dolmen de Ibirque que está próximo a la carretera que comunica Nocito con la Guarguera.

En este caso, este Dolmen a diferencia de los otros dos que hemos citado no posee la enorme piedra de cerramiento a modo de cubierta que tienen los otros dos pero no muy lejos de este dolmen se encuentran enormes lajas de piedra que posiblemente alguna pudo hacer la función de cubierta.

Lo curioso de estos monumentos es que como todos los demás, se localizan en zonas aisladas en medio de la naturaleza, su carácter funerario, hacen pensar que por alguna razón estas localizaciones tienen algún sentido mágico o espiritual, que como algunas leyendas que hay en torno a estas construcciones nos recuerdan que tanto para los que las construyeron, como para los que en otras épocas se encontraban por allí no dejan de tener un fuerte aroma a misterio, hoy no nos ha ocurrido nada raro al lado de este dolmen ni de ninguno de los que hemos visitado, pero quién sabe si a cualquiera de vosotros que os lleven vuestros pasos a estos dólmenes seáis testigos de un fenómeno paranormal, jajajajajajaja, no es de risa, es solo una carcajada muy pero que muy siniestra…..




Vamos a dejar lo siniestro, y continuamos nuestro camino, que en un día de Mayo como hoy la belleza de este trayecto nos hace disfrutar de lo lindo de todos los paisajes, y así ocurre cuando cruzamos unos metros más adelante el Barranco Palomar, que con su salto de agua a modo de cascada nos maravilla su belleza y nos hace pensar que para la temporada veraniega sería un buen sitio para darse un baño porque no? hoy no lo haremos.

En el kilómetro 7.3 cruzamos otro barranco, el Barranco Fondo, no es tan bonito como el del Palomar pero el hecho de ver que todos ellos portan bastante agua, nos alegra, aunque desconocemos si esto ocurre en verano, pero posiblemente este año no falte el agua por todo este monte.

Llegamos a los pocos metros iniciando una ascensión, a unos letreros que nos indican por un lado el Mesón y Ermita de Sescún y por otro la Pardina Orlato, en este momento tomaremos la dirección al Mesón, pero hay que tener en cuenta que posteriormente volveremos por nuestros pasos y cuando lleguemos a este letrero tomaremos el camino hacia la Pardina así que este punto es una referencia importante de nuestra ruta.

La ascensión por el camino hacia el Mesón de Sescún va ganando poco a poco altura, no es una ascensión muy larga pero en sus metros finales cuando estamos cerca de coronar la cima que no es otra que Cuello Salillas, encontraremos una zona pedregosa con menos vegetación, esta zona es bastante interesante porque aquí no es muy difícil encontrar fósiles, esta vez encontramos algún pequeño fósil, no nos detenemos a explorar mas la zona pero seguramente a poco que se inspeccione el terreno nos dará más de una sorpresa.

La vista desde Cuello Salillas es bastante espectacular hacia el sur en un primer término se ve una construcción de piedra, que no es otro que el Mesón de Sescún, mas allá en el horizonte se muestran las montañas de Cuello Bail, El Borón, y los mallos que están en el entorno del pantano de Vadiello, en la Edad Media estas montañas fueron las fronteras entre el Al-Andalus por un lado y por otro los territorios cristianos del Condado y posteriormente Reino de Aragón, pero no solo han sido fronteras políticas, también hoy en día son una frontera invisible entre una economía más ganadera y de subsistencia como la de los valles y montañas del Pirineo con otra economía más agrícola que conforma el valle del Ebro, es por esto que senderos como este han cumplido la función de comunicar y favorecer el intercambio entre las gentes de un lado y del otro de estas montañas.




Las gentes de Nocito no producían aceite ni vino, para ello se valían de estas rutas y estos mesones para intercambiar ganado, carbón vegetal con el ansiado aceite y vino que provenía del llano, la vida en estos territorios no era fácil y muchas veces conllevaba vivir con bastante aislamiento y autosuficiencia, la cara norte del Prepirineo no ha sido ni ahora ni en épocas anteriores un sitio amable para vivir, aquí la naturaleza y el medioambiente marcan el ritmo de vida de sus moradores.

Volviendo a la ruta, en el kilómetro 9.5 llegamos a uno de nuestras metas el Mesón de Sescún, es una construcción de grandes dimensiones, en la actualidad todavía se mantienen una parte de sus gruesos muros, con pequeños ventanales, aquí era más importante protegerse de las inclemencias del tiempo que buscar la luz natural, que como podéis imaginar no es que salga el sol muy a menudo y con mucha fuerza en estos parajes, aparte del edificio principal, el conjunto se componía de corral para el ganado y establo para las caballerías, para su mantenimiento contaba con población estable que vivía de la ganadería y del intercambio de mercancías, a buen seguro que la vida de estas gentes debía ser bastante dura.




Mientras observamos lo que queda del Mesón de Sescún, en sus alrededores divisamos un letrero que nos indica el camino hacia la ermita de Sescún, según el letrero nos dice que se tarda algo más de media hora, según el ritmo que llevéis, se puede llegar en menos tiempo pero no está de más ir con tranquilidad y disfrutar del trayecto, aunque no lo he nombrado en líneas anteriores, la vegetación a lo largo del camino es muy profusa y está el monte muy vestido de vegetación, predominando, el pinar, el quejigo y la carrasca con una gran cantidad de monte bajo donde destaca sobre todo el boj, aunque el enebro también está presente y en las zonas más húmedas y sombrías no es difícil encontrar robles de gran porte.

El camino hacia la ermita es prácticamente una ascensión continuada, hasta alcanzar los 1200 m en la parte final donde está la ermita, el nombre de Sescún según algunas fuentes nos dicen que significa “lugar oculto”, no sabemos si es realmente su significado, pero visto el sitio donde está enclavada la ermita parece cobrar bastante lógica su definición, lo particular de esta ermita es su estilo constructivo, es una ermita que responde al estilo de las del Serrablo, en el ábside es donde mejor se muestra este estilo, su fábrica es humilde y sencilla y tiene como decoración siete arcos lombardos dispuestos a lo largo del ábside con un friso de baquetones encima de estos arcos que nos recuerdan a la iglesia de Lárrede.




Aparte del ábside que es lo que más destaca de los restos de la ermita, todavía queda en pie una espadaña donde se ubicaban las campanas, su construcción es posterior a la primera etapa constructiva de la ermita que según los historiadores podría ser entorno al siglo XI o finales del X, se tienen también constancia que esta ermita fue edificada por unos monjes que dejaron el monasterio de San Martin de la Val de Onsera que no está muy lejos de aquí, y aparte de la ermita debió existir un pequeño poblado entorno a la misma, eso sí según algunos autores no debió de ser una poblado de más de 6 casas.

La verdad que cuesta imaginar que aquí pudiera asentarse población pero no hay que olvidar que en esa época esta ubicación estaba muy próxima a la frontera con Al- Andalus, por tanto cumpliría las funciones de dar servicio religioso a los escasos moradores de estos montes y su situación tan apartada proporcionaría protección y porque no, pasar desapercibido para cualquier invasor que no conociera el territorio.

Os animamos a conocer esta ermita porque está rodeada de una naturaleza exuberante, hasta tal punto que durante mucho tiempo estuvo oculta por la vegetación, fue redescubierta a finales del siglo pasado por montañeros de Peña Guara, pero se tenía constancia de su existencia ya que figuraba en los archivos del Monasterio de San Urbez de Nocito del cual dependía esta ermita.

Una vez visitada esta ruinas volvemos al Mesón de Sescún por el mismo recorrido, y una vez en el Mesón, volvemos a subir por la misma senda que anteriormente Cuello Salillas y posteriormente descendemos hasta llegar en el kilómetro 15.2 a los letreros que encontramos anteriormente en el kilometro 7.7, pero ahora ya tomaremos la dirección del sendero que nos lleva hasta la Pardina Orlato.

El trayecto hasta la Pardina vuelve a ser ascendente, cruzando varios barrancos que anteriormente habíamos cruzado pero a una cota superior, en algunas zonas más bien pocas están un poco más expuestas al sol, pero sigue estando el camino muy profuso en vegetación. 




Al final de este trayecto y después de haber recorrido algo más de 20 km desde el punto de partida, llegamos a una explanada, es la meseta por la que pasa la carretera asfaltada que nos lleva a Nocito, a la izquierda de esta zona está la Pardina Orlato. Las pardinas al igual que esta, son viviendas en medio del monte, que eran totalmente autosuficientes, sus moradores se dedicaban a la ganadería principalmente, y en esta zona de Guara era una vivienda muy habitual, no lejos de esta pardina en la zona de Belsué tenemos la Pardina Ascaso.

Para regresar a Nocito tomaremos la carretera asfaltada pero no por mucho tiempo ya que enseguida encontraremos la señalización de un camino que nos resulta familiar, que no es otro que el Sendero Natural de la Hoya de Huesca, a partir de aquí seguiremos todas sus indicaciones bajando poco a poco al valle hasta llegar al punto de partida que es el parking donde dejamos nuestro vehículo, llegados a ese punto habremos terminado la ruta con algo más de 25 km a nuestra espalda.




Antes de abandonar este valle y esta localidad decidimos visitarla, desde aquí podemos ver que el pueblo está dividido en dos barrios, el primero que divisamos es el barrio de San Juan con la iglesia parroquial de San Juan Bautista, una iglesia de buen tamaño, que no es precisamente la más antigua de la localidad, contiguo a la iglesia está el cementerio de la localidad y a su alrededor varias viviendas de gran tamaño, con blasones heráldicos en algunas de ellas.

Al otro lado del cauce del Guatizalema una vez cruzado el puente románico se encuentra el barrio de San Pedro, que ha llegado a nuestros días con bastantes casas recién restauradas, destacando las casas con los blasones de los Ciprés y los Villacampa. Muchas de estas viviendas están siendo utilizadas como casas y establecimientos turísticos, lo que nos da una muestra de que poco a poco el pueblo de Nocito va recuperando algo de vitalidad, pero tampoco hay que olvidar que durante todo el año no está asentada mucha población, lo cual resulta comprensible por lo difícil que es llegar a este pueblo.

Como veis y podréis ver en las fotos que acompañan a esta ruta, la visita y la realización de esta ruta merece la pena, a nosotros nos ha causado una gran impresión y muchas ganas de volver en posteriores fechas a este valle e ir conociéndolo más a fondo.

El Prepirineo es una caja de sorpresas y como senderistas que somos nuestra intención es ir descubriéndolo y que vosotros lo descubráis con nosotros, agradecemos vuestras visitas y esperamos que esta y otras rutas sean de vuestro agrado, siempre destilando ilusión y pasión por la naturaleza, os dejamos de momento, pero volveremos con nuevas rutas, un Saludo. 



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