Saludos a todos, como lo prometido es deuda, aquí os
presentamos la primera de muchas rutas que a lo largo de las semanas iremos
publicando en nuestro blog.
Nos hemos decidido por empezar por esta ruta por
varios motivos:
El primero que las condiciones climáticas han sido
fabulosas, por fin, hemos tenido un fin de semana netamente primaveral, después
de un invierno húmedo que ha favorecido una floración magnífica del campo.
La segunda razón es que descubrimos esta ruta en uno de los
paneles indicativos, que tiene instalados la comarca del Campo de Borja, en sus localidades.
Nos llamo la atención en un principio, que era una ruta
larga y nos gustaba la idea de visitar, tres pueblos con bastante solera de la
comarca: Ambel, Talamantes y Tabuenca, con características comunes y otras que
los diferencia dándoles personalidad.
En el caso de Ambel, uno de los motivos, es que no podíamos
participar en la Escornabueyes del día 14 de Abril, (la ruta es del 13 de Abril), y eso nos causaba tristeza,
ya que el año anterior participamos y nos llevamos una muy buena impresión.
En el caso de Talamantes, queríamos visitarlo porque la ruta
pasaba, por parte de la zona devastada por el incendio del verano de 2012 y pretendíamos
ver el daño causado en el terreno y, porque no, ver indicios de esperanza de que
su monte se recupere pronto.
Tampoco olvidamos que es un pueblo que nos gusta por su
valor paisajístico, las rutas que pasan por allí y porque no su historia medieval.
El último de los
pueblos Tabuenca, es de los que tiene un toque particular, sus tierras rojas
que impregnan su campiña y sus construcciones, como también su pasado minero
nos parecía muy buena opción, aparte de que durante el trayecto desde Tabuenca
a Ambel se pasa por la Selva, un paraje de bosque mediterráneo, barrancos con
fuerte pendiente y sus múltiples refugios y pardinas que nos recuerdan el no
muy lejano pasado ganadero de estas tierras que han sido el sustento de sus
gentes.
Valoración MIDE, nuestro horario es distinto
Ahora, que os hemos enumerado los motivos de realizar el PRZ-182, os relatamos nuestro cuaderno de ruta que podréis cotejar con las fotos geolocalizadas y el track del GPS.
El punto de salida de la ruta, lo realizamos en las bodegas
de Ambel y pasando por las piscinas.
Al lado de una de estas bodegas se
encuentra uno de los carteles indicativos marcándonos el punto de destino que
es Talamantes y el nombre de la ruta el PRZ-182, con los distintivos blanco y
amarillo que son las marcas que indican que es un PR (pequeño recorrido).
Durante el trayecto a Talamantes de 11.5 km vamos a alternar
pista con pequeños trozos de sendero, eso si bien marcados con su
correspondiente indicación, un vástago de madera con las marcas blanca y
amarilla. Durante el trayecto, a lo largo del camino pasamos por el Barranco de
la Fuente del Fraile, donde se mezclan los campos de cultivo (prepredominando el cereal y la vid), con vegetación de monte bajo mediterráneo (enebros, sabinas,
romeros en flor…).
En todo el trayecto se va ganando altura llegando, en el km
6 a las inmediaciones del monte Gólgota (nombre bíblico por cierto). A escasos
metros dejaremos el camino del Gólgota cogiendo un sendero bien señalizado que
nos lleva en el km 8.8 al cortafuegos del incendio de 2012, en las fotos
podréis apreciar el cambio de paisaje ya que a partir de este cortafuegos, la
vegetación de monte bajo esta calcinada quedando la tierra a merced de la
escorrentía que se puede apreciar en la descarnada orografía de la zona.
En el Alto de Carrambel a 1043m, observamos con agrado el
brote de una fuente que gracias al invierno proporciona algo de humedad al
barranco por el que discurren sus aguas, desde aquí se observa la majestuosidad
de las Peñas de Herrera que se muestran como almenas y torres albarranas de una
gran muralla que conforma toda la Sierra del Moncayo. Es aquí donde alcanzamos
la máxima cota de la ruta alrededor de 1080 metros, seguidamente comienza el
descenso a Talamantes por una pista que sirvió para la evacuación de sus
habitantes durante el incendio.
El primer vestigio y como no guardián de Talamantes es la
muralla de su castillo templario, que a pesar del tiempo durante el incendio
defendió en parte al pueblo de las devastadoras llamas. Es un castillo
edificado con sillarejo de ruda construcción y con gruesos muros, en los que
las almenas todavía muestran las aspilleras desde las que los defensores
lanzaban flechas al invasor.
Poco a poco el pueblo de Talamantes se nos muestra con su
caserío adaptado a la ladera, con calles con bastante pendiente, arquitectura
popular de portaladas de piedra, muros encalados, con ladrillo y muros de
sillarejo, que son muestra del aprovechamiento de sus gentes de los recursos
que les proporcionaba su entorno.
En una de sus calles, tenemos el placer de encontrarnos con
David que desde una de las ventanas de la Casa del Dance nos saluda y nos desea
un buen trayecto.
Justo enfrente de Talamantes se puede observar, que no todo
se perdió en el incendio. Por suerte el Barranco de Valdetreviño sigue
manteniendo su frondosa vegetación de pinos, robles, quejigos y carrascas y
como no el abastecimiento de agua a esta población. Recorrerlo merece sin duda
la pena, pero esta vez nuestra ruta no va por allí sino que nos vamos por el
barranco de Valdeherrera que discurre paralelo a la carretera en el que
advertimos la presencia de bodegas escavadas muy típicas de la zona, aunque no
tan profundas como en otras localidades.
En estas nos encontramos con dos amigas que van en busca de colmenillas, la cual se prodiga en las zonas calcinadas que sumado a un invierno húmedo de seguro darán buena cuenta de ellas.
En estas nos encontramos con dos amigas que van en busca de colmenillas, la cual se prodiga en las zonas calcinadas que sumado a un invierno húmedo de seguro darán buena cuenta de ellas.
En el camino hacia Tabuenca,
volvemos a ver los estragos del incendio esta vez es la vegetación de carrasca
la más afectada.
A lo largo del camino se puede observar el trabajo de los
habitantes de la zona que han ido limpiando de leña las zonas que les han sido
adjudicadas para su aprovechamiento, esperamos que las labores de limpieza
sigan para posteriormente iniciar los trabajos de recuperación en las zonas que
la naturaleza por sí sola no tenga la capacidad de regeneración.
La pista en todo momento esta señalizada y también se nos
indica el camino que tiene como destino Trasobares, pero en ningún momento
debemos abandonar la pista señalizada. En el km 18 los efectos del incendio
dejan de hacerse notar y es aquí donde abandonamos la pista tal y como nos
indica un cartel, siguiendo la dirección a Tabuenca, este sendero transcurre
durante un kilómetro por un barranco con vegetación de carrasca hasta que
retornamos a la pista que nos llevará hasta Tabuenca.
Aquí es donde empieza a predominar el color rojizo de la
tierra, causado por la oxidación del terreno arcilloso y rico en hierro que
tiene este monte.
Durante el trayecto
en todo momento preside el paisaje la Peña de las Armas que tiene una
inconfundible silueta, similar a la montura de un caballo, en estos parajes
salpicados de tierras de labor, con los típicos cultivos de cereal, vid,
almendro y olivo, así como extensas parcelas yermas que han sido colonizadas
por dientes de león, dando el toque de color al paisaje.
Por todo el término de Tabuenca se puede observar la gran
labor de señalización del ayuntamiento de este pueblo que nos indica el nombre
de diferentes parajes, para que el caminante se familiarice con los topónimos
locales.
En el km 25, hayamos el cruce que nos llevara a Ambel, pero
primero decidimos visitar el pueblo de Tabuenca, “Tabuenca la roja”, es lo
primero que se nos viene a la cabeza, sus muros, sus construcciones, sus
piedras, el rojo destaca y preside la arquitectura del pueblo, destacando la
parroquial de San Juan Bautista, donde se observan elementos mudéjares en
fabrica de ladrillo en un edificio de estilo gótico.
El caserío de Tabuenca está bien agrupado con calles
estrechas salpicadas de portaladas y casas apiñadas unas con otras dándole un
toque medieval y pasado musulmán en el trazado de sus calles.
Después de un merecido avituallamiento, emprendemos la
marcha con la convicción de que el camino nos depara bellos paisajes en el
discurrir de la pista por el camino de Ambel que dista de aquí 18.5 km, en este
trayecto pronto los parajes, que discurren a la sombra del monte Bollón 1036m
que se postra a nuestra derecha y el Bolloncillo al que iremos bordeando, nos
muestran toda su belleza con abundante vegetación de carrasca, el discurrir del
agua por los cursos de los barrancos, las parideras como la Paridera de Valdeperillo,
y los tramos de fuerte pendiente, en los que alguna pareja de perdices nos
sorprenden con su cortejo, dan una buena impresión al caminante por ver un
bosque Mediterráneo en buen estado de conservación y en el que la acción del
hombre parece estar en comunión con el entorno.
Tampoco hay que
olvidar que en la actualidad la zona no tiene el mismo grado de pastoreo que en
otras épocas, que en su justa medida, es una acción muy beneficiosa en estos
entornos favoreciendo su limpieza y reduciendo el riesgo de incendio.
En el Alto de la Selva km 33, comienza ya la vegetación
predominantemente de pinar, lugar donde se puede dar buena cuenta de su riqueza
micológica, en otoño pudimos comprobarlo ya que no era muy difícil encontrar
robellones en estos pinares.
Después de bajar la cuesta Roya en el km 37 dejamos atrás
los pinares de la selva y durante menos de un kilómetro sigue el camino por el
Barranco de la Peñazuela que lo dejaremos girando a la izquierda como nos indica
la ruta, a partir de aquí el paisaje se torna de campos de labor sobre todo
vid, que por terreno con algún leve desnivel poco a poco va descendiendo.
Desde
aquí se puede ver la panorámica de la Sierra del Moncayo, y podemos observar en
cierta manera por donde ha transcurrido nuestro recorrido, usando como
referencia las Peñas de Herrera, La Peña de las Armas, el Bollón y el
Bolloncillo.
El sendero nos va haciendo dar algún que otro rodeo y
también alguna sorpresa ya que encontramos la señalización de la Escornabueyes
que se va a celebrar al día siguiente.
Finalmente divisamos Ambel, rodeado de campos de labor,
donde destacan los olivos, con los cuales se elabora un aceite de gran calidad.
Ambel ha sido el punto de partida y el punto final de la
ruta pero antes de montarnos en el coche decidimos visitar el pueblo, que
destaca por sus casas señoriales, su Palacio de los Sanjuanistas que ocupa el
solar del castillo que los templarios dejaron en la localidad, sus bodegas que
como todas las localidades de la comarca del Campo de Borja nos muestran el
antes y el después de la cultura del vino y sobre todo de la Garnacha.
Bueno, después de esta descripción, Senderos, se llevo una
buena impresión de la ruta, sabemos que es larga, 45 kilómetros y 10
horas en ruta a un ritmo suave y sus necesarias paradas, pero merece la pena
porque es un buen compendio y un fiel reflejo del paisaje de la comarca del
Campo de Borja, y creemos que era importante poder mostraros los efectos del
incendio del verano del 2012, para que no vuelva a repetirse, pero también
albergamos la esperanza de que poco a poco la naturaleza y el buen hacer de las
gentes de la zona lograrán recuperar lo perdido.
Hasta la próxima ruta.
Deseamos que el Cierzo os lleve por
el buen camino igual que lo hace con nosotros, un Saludo.
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